En el año 2024, investigaciones científicas enmarcadas en avances en genética, arqueología y otras disciplinas de vanguardia permitieron resolver enigmas históricos que habían intrigado a generaciones. Del análisis de restos humanos y artefactos antiguos emergieron evidencias que desafiaron teorías ampliamente aceptadas y ofrecieron nuevas perspectivas sobre eventos y figuras del pasado.
Casos destacados incluyen revelaciones sobre Pompeya, una ciudad romana devastada por el Vesubio en el año 79 d.C., y avances en estudios sobre los restos de Ludwig van Beethoven, cuyas afecciones físicas han sido reevaluadas a través de tecnología moderna. También se esclarecieron historias relacionadas con migrantes prehistóricos, héroes olvidados y disputas genealógicas que impactaron en áreas tan distantes como Escandinavia, Alemania y las Américas coloniales.
Estas investigaciones, según CNN, han demostrado el impacto del ADN antiguo (aDNA) y técnicas forenses como herramientas que transforman la comprensión académica y social de hechos históricos. Al tiempo que se solucionaron algunos misterios, surgieron nuevas incógnitas, consolidando el papel de la ciencia en la búsqueda constante por desentrañar el pasado.
El análisis de ADN antiguo realizado en las víctimas de la erupción del monte Vesubio ha modificado interpretaciones anteriores sobre las relaciones humanas entre quienes perecieron en Pompeya. Según datos divulgados por CNN, se analizó el esqueleto de dos individuos encontrados en una posición que originalmente sugería una relación materno-filial. Sin embargo, el estudio genético determinó que no compartían parentesco, evidenciando un vínculo social no biológico y destacando la solidaridad humana frente a la tragedia.
El “hombre de Vittrup”, cuyos restos fueron recuperados de un pantano en 1915, representa uno de los ejemplos más antiguos de migración en Escandinavia. Investigadores de la Universidad de Gotemburgo aplicaron técnicas avanzadas de análisis químico y genético, determinando que este individuo nació en una comunidad de cazadores-recolectores en las costas escandinavas y, en su edad adulta, se trasladó al sur para integrarse a una sociedad agrícola. Tal como detalla CNN, se cree que murió violentamente, posiblemente como parte de un sacrificio ritual.
En un castillo medieval de Noruega, los restos de un cadáver hallado en 1938 han sido asociados con un evento histórico descrito en la saga Sverris, un texto nórdico del siglo XII. Científicos realizaron análisis genéticos sobre el “hombre del pozo”, determinando que sus raíces genéticas no apuntaban a la población local, sino a un grupo de posibles invasores. Según CNN, el hallazgo confirma una práctica común de la época: emplear cadáveres para contaminar pozos de agua, actuando como táctica bélica.
Estudios genéticos en muestras de cabello atribuidas a Kaspar Hauser concluyeron en 2024 que este enigmático joven, hallado en 1828 en Alemania, no tenía conexión genética con la familia real de Baden. CNN informó que esta evidencia desacredita siglos de especulación, desmintiendo la teoría de que Hauser era un príncipe secuestrado. Aunque el origen exacto de Hauser sigue siendo un misterio, los avances en genética han cerrado uno de los debates históricos más persistentes.
Análisis detallados del cabello de Ludwig van Beethoven revelaron en 2024 rastros de sustancias tóxicas, incluidos altos niveles de plomo, arsénico y mercurio. Según CNN, estos tóxicos habrían ingresado por su dieta, que incluyó pescado contaminado del río Danubio y vino adulterado. Los estudios no solo aportan información a su complexión física y enfermedades, sino también a su capacidad para crear obras musicales icónicas bajo condiciones extremas de salud.
En cementerios asociados con la familia Washington, el uso de técnicas forenses permitió identificar a descendientes de Samuel Washington, hermano de George Washington, mientras que en Jamestown se detallaron revelaciones inesperadas. Según CNN, se confirmó que un miembro de la familia fundadora del asentamiento era ilegítimo, ocultando este hecho intencionadamente en los registros genealógicos de la época por su connotación social.
Entre los trabajos destacados de figuras renacentistas, se encuentran los estudios sobre los laboratorios alquímicos de Tycho Brahe en Dinamarca, donde se identificó la presencia de tungsteno en residuos químicos del siglo XVI, un elemento no documentado en la época. Por otro lado, según CNN, los dibujos de manchas solares realizados por Johannes Kepler utilizando una cámara oscura en el siglo XVII se reexaminaron para investigar patrones solares previos al Maunder Minimum, un período de baja actividad solar. Ambos casos subrayan el aporte de estos astrónomos a la ciencia moderna.