Ricardo Ragendorfer, autor de la biografía no autorizada “Patricia: de la lucha armada a la Seguridad», analizó el recorrido político de Patricia Bullrich por el arco político y su rol dentro del gobierno de Javier Milei. En Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3), aseguró que Karina Milei aún no sabe que la ministra de Seguridad es “un cuchillo de doble filo”.
Ricardo Ragendorfer es periodista y escritor especializado en crónica policial. Nació en La Paz, Bolivia. Viaja con pasaporte europeo por sus padres austríacos. Se hizo periodista en México, en la revista Interview, entonces dirigida por Carlos Ulanovsky. Reside en Buenos Aires y escribió en las revistas El Porteño, Página 30, Noticias, Pistas, Tres Puntos, Gente, TX, Miradas al Sur y en los diarios Página 12, Nuevo Sur, Ámbito Financiero, Tiempo Argentino. Es autor de libros como “Patricia: de la lucha armada a la seguridad, una biografía no autorizada de la actual ministra Patricia Bullrich”, “Robo y falsificación de las obras de arte en Argentina”, “La Bonaerense” y “La secta del gatillo: Historia sucia de la Policía Bonaerense”.
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Reflexionamos en este programa sobre el futuro del PRO, y si finalmente Patricia Bullrich terminó siendo el topo dentro del PRO, quedándose de alguna manera con lo que queda del partido, o por el contrario, Mauricio Macri, el ángel exterminador, está preparando simplemente una venganza para luego, en diciembre, cuando Milei se desgaste. ¿Cuál es su propia visión respecto de las fortalezas de Bullrich para salir airosa en una pelea a lo largo de este tiempo?
Es incierto el futuro que tendrá Patricia Bullrich en este escenario. Es incierto, digo yo, porque ella es una persona incierta, y uno nunca sabe a ciencia cierta hacia dónde apunta. Y nunca mejor utilizada la palabra “apuntar”.
Y uno la imagina que llegó hasta aquí porque, como decía Maquiavelo, el príncipe necesitaba voluntad y fortuna. Fueron estos dos los elementos que la caracterizaron y le permitieron, aunque muchos la subestimaran, llegar hasta donde llegó.
Cuando pienso en Patricia Bullrich viene a mi memoria algo que decía el general Kurt von Hammerstein, que fue uno de los pocos integrantes del alto mando alemán que se opusieron en 1933 a la llegada de Hitler al poder. Y el tipo decía que, tanto en el ejército como en la función pública, hay cuatro clases de personas: los inteligentes, los trabajadores, los haraganes y los tontos. Y agregaba que cada una de esas cualidades suele ser concurrente con alguna otra. Al respecto, decía que no hay nada mejor que alguien que es trabajador e inteligente, aunque tampoco hay que desdeñar a quienes son inteligentes y haraganes, porque por lo menos tienen la destreza de delegar funciones. Pero en los que nunca hay que confiar es en quienes son trabajadores y a la vez tontos, porque estas personas son capaces de cometer las más grandes catástrofes.
Lo usamos en la página 3 del primer número de la revista PERFIL, en 1983, así que lo recuerdo perfectamente. ¿Y en cuál de esas combinaciones concurrentes usted coloca a Patricia Bullrich? ¿Trabajadora inteligente o trabajadora tonta?
En la última.
¿Y cómo llega? Recuerdo que un político importante me dijo que Patricia Bullrich no podría administrar ni un consorcio.
Es un caso raro. Su zigzagueo en torno a todo el arco político -desde Montoneros hasta esto, pasando por el delarruismo, pasando por el macrismo, pasando por el peronismo, pasando por el espacio de Lilita Carrió, etcétera- daría cuenta, en apariencia, de una personalidad muy cambiante. Pero en realidad no es así. Ella siempre mantuvo el mismo ideal, que es la acumulación del poder, y siempre al lado del ganador de turno. En ese sentido, no dejó de ser útil, en ciertas coyunturas, a sus sostenedores de turno. Por ejemplo, en la época de Fernando De la Rúa, el 13% de descuento a los jubilados fue una cosa que nadie en ese momento se atrevía a hacer. Y en ese momento, tampoco nadie se atrevía a prever que eso causaría el derrumbe del delarruismo, entre otros motivos.
Día 598: Macri, Bullrich y el pecado mortal de la subestimación
Usted lo que dice es que hay una constante en su variabilidad. Pero la constante es: cuando Menem estaba en auge, ella estaba con Menem; cuando De la Rúa ganaba, estaba con De la Rúa; cuando Macri gana, está con Macri; cuando Milei gana, está con Milei. No pudo hacer eso con el kirchnerismo.
No pudo hacer eso con el kirchnerismo porque, de algún modo, el kirchnerismo siempre desconfió de ella. Pero quienes le tuvieron confianza terminaron tildándola, cada uno por motivos específicos, como de traidora. Fijémonos, por caso, cuando lo deja a Mauricio Macri y se abalanza sobre Milei. Eso empieza en el pacto de Acassuso, cuando Macri le cede el caudal de votos que Patricia había tenido en la primera vuelta electoral. Después, él se va de viaje por alguna responsabilidad vinculada a sus funciones en la FIFA, y ahí se entera por el diario que Patricia iba a ser su próxima ministra de Seguridad. Entonces la llama, muy ofuscado, y le dice: “Pero, Patricia, ¿no habíamos quedado en que todas las designaciones y todas las alianzas y todas esas cosas tenían que pasar por mí?”. Y ella, muy suelta de cuerpo, le dice: “Bueno, él ahora es el Presidente y él me convocó. Punto”.
Claudio Mardones: Quería preguntarte sobre lo que algunos llaman “la Patricia blindada” en su conducción del Ministerio de Seguridad. Avanza en un proceso de reorganización de cada una de las fuerzas federales, del aprovechamiento de las facultades extraordinarias que le dio el Congreso al Poder Ejecutivo para cambiar la ley orgánica de la Policía Federal, de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y de la Gendarmería. ¿Está preparando al Ministerio de Seguridad y a la estructura de las fuerzas federales para la etapa que se viene, en donde quizás ella ya no sea ministra y esté en otro lugar?
Sí. Conociendo sus pulsiones, resulta increíble, al menos, que se baraje la posibilidad de sacarla del Ministerio de Seguridad y ponerla en la Cámara Alta en calidad de senadora. Yo supongo que, además de todo, ella se aburriría terriblemente y no encontraría un norte en la vida que la haga sentir bien. Por otro lado, parte de la respuesta que merece tu inquietud está en el tema (Maximiliano) Bondarenko. Si algo puso al descubierto el tema Bondarenko -como la politización o la formación de proto-partido de la gorra, con la intención de tomar el control de la fuerza con fines espurios- tiene por terminal una cosa que dejó escapar ella muy suelta de cuerpo, que es que una de las terminales del asunto era el Ministerio de Seguridad de la Nación. Incluso ella en una conferencia de prensa habló de Bondarenko.
CM: Estamos hablando del excomisario Bondarenko, ahora candidato de La Libertad Avanza con el PRO. Fue denunciado por el ministro de Seguridad, Alonso, por formar parte de un grupo de policías que estaban en contacto con Bullrich y estaban buscando desestabilizar al gobierno de Axel Kicillof. ¿Es Patricia Bullrich la principal mentora no solamente de la candidatura de Bondarenko, sino también de ese armado policial, del “partido de la gorra”?
Sospecho que sí porque ella no solo salió a respaldar a Bondarenko, sino que dijo, en conferencia de prensa, ante decenas de enviados de prensa: “Con Maxi venimos trabajando desde hace mucho”. ¿En qué puede llegar a venir trabajando desde hace mucho una ministra de Seguridad, que no es la de la provincia de Buenos Aires, con un expolicía con aspiraciones electoralistas? Esa es la pregunta.
Ella logró penetrar como un topo el PRO y lograr lo que está logrando, y en cada uno de los casos en los que ella colaboró, la sensación que les quedó a los que confiaron en ella es que finalmente terminaron siendo utilizados como una especie de vehículo de transporte para que decida su carrera política, ¿puede suceder algo parecido dentro de La Libertad Avanza? ¿Imaginás la posibilidad de que ella pueda catapultarse en el Senado como la figura contra Victoria Villarruel? Puede que su protagonismo surja de una discusión una disputa a lo Margaret Thatcher, en ese recinto complejo, con ella como jefa del oficialismo, contra una presidente representando al oficialismo, pero en contra del oficialismo. Y, al mismo tiempo, puede que haya un temor en Karina Milei de que les pueda hacer algo parecido y termine siendo ella candidata en 2027, compitiendo contra Milei y no Villarruel. ¿Existe alguna hipótesis plausible de esto?
Yo creo que es como usted dice, aunque con una pequeña variación. Karina Milei no sabe que Patricia Bullrich es un cuchillo de doble filo. Quienes se acercan a ella se queman, como las mariposas cuando se aproximan al fuego. Esa es una constante en su existencia. Llama la atención que, frente a las internas de La Libertad Avanza, entre los sectores caputistas de Santiago Caputo y los sectores que responden a Milei, ella en este momento no tiene un partidismo visible con respecto a ellos. Y ambas facciones tampoco se la agarran con ella. Ella está como por encima. Vendría a ser una especie de as que tanto el caputismo como el karinismo creen tener en la manga.
Logra estar por arriba de cada uno de ellos…
Sí, y en primera y última instancia, ella responde a ella. Ella es netamente una bullrichista de la primera hora.
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