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jueves, marzo 13, 2025

De día se ponía el uniforme de la Policía Federal, de noche se convertía en viuda negra

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Como cabo de la Policía Federal Argentina (PFA), Micaela Alejandra Garrido cumplía funciones en la Terminal de ómnibus de Retiro. Fue en su lugar de trabajo que fue detenida por su presunto rol de “viuda negra”, modalidad delictiva protagonizada por mujeres que duermen con somníferos a sus víctimas para sustraerles dinero y otros objetos de valor.

Así lo informaron a LA NACION fuentes judiciales y policiales. Si bien el caso se conoció en las últimas horas, la sospechosa fue detenida por personal de la policía bonaerense a mediados de enero pasado.

Garrido está imputada del delito de robo doblemente agravado por haberse cometido en poblado y en banda y por su calidad como integrante de una fuerza policial. Actualmente, la “viuda negra”, de 29 años, está alojada en la Unidad 59 del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), en Merlo.

La investigación que llevó tras las rejas a la mujer policía comenzó después de la denuncia de la víctima, un vecino de Dique Luján, en Tigre.

El joven, de 30 años, se presentó en el destacamento de Villa La Ñata de la policía bonaerense el 14 de diciembre pasado a la tarde para denunciar que había sufrido un robo en su casa. Tres jóvenes a las que había conocido en horas de la madrugada en un boliche de Palermo le sustrajeron su Renault Sandero, guitarras criollas y eléctricas, amplificadores, equipos de sonido, un teléfono celular y su billetera de cuero.

Al dar detalles de lo sucedido, el denunciante contó que en horas de la madrugada del 14 de diciembre pasado había ido, junto con un amigo, a un boliche de Palermo, situado en cercanías de la plaza Serrano, para presenciar el show de un DJ.

“Empecé a charlar con un grupo de chicas. Pegué buena onda con la que tenía el cabello morocho, tenía unos 30 años y se hacía llamar Flor. Otra de las chicas era rubia y tenía un tatuaje de San La Muerte en su brazo derecho y un tatuaje de una corona en uno de sus dedos. La tercera muchacha, de cabellos colorados, era la más joven de las tres”, sostuvo en su denuncia la víctima, según pudo reconstruir LA NACION de fuentes del caso.

A las 8, cuando salieron del boliche, las tres jóvenes propusieron ir a otro sitio “a seguirla”. La víctima propuso ir al río, en Villa La Ñata, en Tigre, porque quedaba cerca de su casa.

Primero pasaron por Ingeniero Maschiwitz, en Escobar, para dejar al amigo de la víctima, que no quiso “seguirla” porque estaba en pareja.

“Me fui solo con las tres chicas a mi casa para buscar bebidas e ir a tomar algo al río”, recordó el denunciante. Pero cambió de planes y se fue a su habitación con la chica que se hacía llamar Flor.

Vodka y tónica

“Nos besamos y nos quedamos unos minutos. Las otras dos jóvenes se quedaron en el living. Cuando salí de la habitación, las vi que jugaban con mis instrumentos [musicales] y se filmaban con un teléfono celular. Les dije que no era juguetes. La chica de cabellos colorados me ofreció un vaso con vodka y tónica. Le di un sorbo”, afirmó el joven en su presentación ante el personal policial.

Después, volvió a la habitación para tener sexo con la joven de cabellos oscuros. Cuando estaba en la cama, ingresó la chica rubia. Él, en ese instante, se quedó dormido.

Eran cerca de las 10 cuando se durmió. Se despertó poco antes de las 15. Estaba mareado. Le llamó la atención porque no había bebido tanto como para tener resaca. Después de salir de su habitación, advirtió que estaba todo revuelto, que le faltaban sus guitarras, una autografiada por Botafogo; amplificadores, pedales, su teléfono celular, su billetera y su vehículo. Había sido víctima de una banda de “viudas negras”.

Tras la denuncia, tomó intervención el fiscal general adjunto de San Isidro Cosme Iribarren, quien junto con su colega Patricio Ferrari, lleva adelante la acusación pública en el juicio que comenzó anteayer por la muerte de Diego Maradona.

Con la colaboración de detectives de la Subdelegación Departamental de Investigaciones (SubDDI) de Tigre, personal de la Estación de Policía Departamental de Tigre, dependiente de la Superintendencia de Seguridad Región Amba Norte I y operadores del Centro de Operaciones Tigre (COT), a cargo del comisario mayor Luca Borge, el fiscal Iribarren y su equipo de trabajo lograron identificar a las sospechosas.

Pocos días después del robo, la víctima advirtió que algunos de sus instrumentos habían sido puestos a la venta. La vendedora había dejado un contacto telefónico que se vinculaba con un perfil de Facebook. Fue en ese momento que el joven recordó que la chica rubia le había dicho que era manicura.

A partir del perfil de Facebook y de la publicación de los instrumentos musicales robados se identificaron dos líneas telefónicas que la madrugada del robo se activaron en Palermo, Tigre y Villa Lugano.

Es decir que las sospechosas, después del robo, se fueron hacia Villa Lugano. En ese barrio porteño fue hallado abandonado el vehículo de la víctima.

“Para avanzar en la investigación fue clave, también, el análisis de cámaras de seguridad públicas y privadas y tareas investigativas encubiertas”, explicaron a LA NACION fuentes de la investigación.

Tras confirmar identificar que Garrido cumplía funciones en una dependencia de la PFA en la Terminal de Ómnibus de Retiro, personal de la policía bonaerense, con apoyo de uniformados de la División Asuntos Internos de la PFA, la detuvieron en su puesto de trabajo.

También se hizo un allanamiento en un inmueble de Villa Lugano para dar con la “viuda negra” de cabellos colorados, pero el resultado fue negativo.

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