El contraste del escenario climático de las últimas semanas renovó la preocupación de la dirigencia rural. De la posibilidad de una sequía generalizada se pasó al riesgo de inundaciones en la zona central de la región pampeana.
Esa preocupación ya fue transmitida al Gobierno para que prepare la infraestructura en caso de que las lluvias se generalicen en los próximos meses e impidan levantar la cosecha de granos, particularmente maíz y soja.
Hoy, el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino, le pidió al ministro de Economía, Luis Caputo, que destrabe los fondos para concluir las obras de la cuenca del río Salado, en el tramo Roque Pérez hasta la salida en la Bahía de Samborombón.
El dirigente rural se acercó al funcionario cuando terminó su disertación en el auditorio de Agronegocios de Expoagro para informarle sobre la preocupación de los productores por la demora en la concreción final de las obras.
El congelamiento a la obra pública dispuesto por el gobierno nacional como parte de su programa de estabilización de las cuentas públicas puede afectar a la infraestructura de las zonas productivas, advierten los dirigentes rurales.
Aunque no habló con el ministro, también la presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), Andrea Sarnari, presente en la disertación, expresó su preocupación por la falta de terminación de las obras de la cuenca del Salado.
Como informó LA NACION, en la provincia de Buenos Aires hay unos dos millones de hectáreas con diferentes problemas de anegamiento. Partidos como Olavarría, General La Madrid o Carlos Casares, entre otros, tienen grandes superficies cubiertas de agua. Además de las potenciales pérdidas productivas en agricultura y ganadería, se multiplica la imposibilidad de transitar por los caminos rurales.
El Plan Maestro de la cuenca del río Salado tiene el propósito de evitar inundaciones en unas 17 millones de hectáreas destinadas a la producción que tienen influencia sobre 1,4 millones de habitantes. En los últimos años, por la escasez de precipitaciones, la región no padeció el drama del exceso de agua como sí ocurrió en 2001 cuando las inundaciones dejaron bajo el agua a gran parte de los campos de la cuenca del Salado.
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