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martes, agosto 26, 2025

Más tarjeta, menos changuito: señales de alerta en el consumo básico

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La evolución del consumo interno refleja un escenario todavía delicado. Según el Centro RA, en mayo de 2025 las ventas mayoristas cayeron 5% interanual, mientras que las de supermercados crecieron 6,1% respecto al mismo mes de 2024, aunque mostraron un retroceso mensual del 1,2%.

El contraste con el inicio de la gestión de Javier Milei es marcado: tras 29 meses en el poder, las ventas de mayoristas se ubican un 34% por debajo de aquel punto de partida y las de supermercados, un 28% menos. Incluso con la “recuperación” registrada desde enero, los supermercados acumulan una baja del 7%, mientras que los mayoristas profundizan la caída hasta el 19%.

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El informe interpreta esta diferencia como un posible proceso de desacumulación de stocks: los supermercados estarían vendiendo mercadería comprada en períodos anteriores sin reponerla, lo que revela la falta de confianza en una reactivación del consumo. A la vez, la pérdida del poder adquisitivo de los salarios reduce las perspectivas de una recuperación sostenida en el corto plazo.

Endeudamiento para llenar la heladera

Un aspecto central del análisis es el cambio en los medios de pago. Entre diciembre de 2023 y mayo de 2025, el uso de tarjeta de crédito en las compras de supermercados pasó del 39% al 46%. En contraste, las tarjetas de débito bajaron del 34% al 27% y el efectivo del 20% al 16%.

Esto significa que cada vez más hogares recurren al crédito para financiar consumos básicos como alimentos, productos de higiene y artículos de primera necesidad. El dato pone en evidencia la dependencia del endeudamiento familiar como sostén parcial del mercado interno.

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Un consumo sostenido por la deuda

Para el Centro RA, los indicadores confirman que la incipiente mejora en algunos rubros no alcanza para revertir la tendencia general. La contracción de ventas, sumada al mayor uso del crédito, muestra que el consumo está siendo sostenido por mecanismos de financiamiento y no por una mejora real en los ingresos.

En este contexto, la recuperación del mercado interno aparece condicionada por la fragilidad del poder adquisitivo y la persistente incertidumbre económica. La conclusión del informe es clara: sin recomposición salarial, la demanda de bienes básicos difícilmente logre volver a los niveles previos al inicio del actual gobierno.

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