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martes, agosto 12, 2025

Las tasas de interés suben a toda velocidad y reflejan cuál es el valor esperado del dólar

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En el mercado financiero no se habla de otro tema: la contracara de la baja del dólar fue una disparada en las tasas de interés en pesos que, para muchos analistas, no es precisamente un buen síntoma. Algunos ven allí la determinación del Gobierno por contener al dólar aun al costo de que se encarezca el crédito y se frene la actividad económica. Otros directamente auguran la fase previa a una devaluación post elecciones.

Y no falta quienes especulan con una crisis de deuda, ya que con un nivel de tasas muy alto podría complicarse el calendario de pagos. De hecho, ya circulan versiones sobre algún tipo de reestructuración voluntaria de la deuda con el objetivo de alargar los plazos de vencimiento y bajar el nivel de tasas.

Por supuesto que el Gobierno niega todas estas versiones y afirma que «todo marcha acorde al plan». El propio ministro Luis Caputo, en los espacios de streaming oficialistas, afirmó que no hay ningún plan para abandonar el actual esquema cambiario de flotación entre bandas.

Y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, se muestra despreocupado por la suba de tasas, un fenómeno que atribuye al proceso de readecuación de los bancos, que antes tenían en el BCRA una especie de subsidio por la remuneración a la liquidez que les sobraba al final de cada jornada, y que ahora tienen que mejorar la eficiencia transfiriéndose entre ellos la liquidez a donde resulte necesaria.

Pero lo cierto es que el Gobierno, ya lejos de su viejo discurso sobre el efecto positivo de la liquidez bancaria, a la que veían como una sana expansión del crédito en una economía pujante, ahora se muestra obsesionado por absorber dinero.

Tras una fuerte suba de los encajes bancarios, que llevaron a saltos en la tasa de corto plazo, el propio secretario de Finanzas, Pablo Quirno, dijo que esa política de absorción se profundizará. Y, antes del mega vencimiento de $14,9 billones de esta semana, dio a entender que, si es necesario, se convalidarán tasas de interés más altas.

«La estrategia financiera del Tesoro seguirá siendo consistente con la política monetaria, evitando excedentes de pesos. Esta estrategia financiera es inédita en el país y puede realizarse por la convicción y el compromiso del presidente Javier Milei con el equilibrio fiscal», escribió Quirno en las redes sociales.

Tasas de interés que suben a toda velocidad

Este lunes, primer día de mercado tras las declaraciones de los miembros del equipo económico, la tasa de la caución -la operatoria más común para obtener liquidez de cortísimo plazo- saltó del 40% al 44,5%. Esa misma tasa, antes de que se decidiera el desarme de las LEFIs se ubicaba en torno al 25%.

En otra operatoria directa entre bancos conocida como «repo» -las entidades se prestan dinero entre sí para solucionar una falta urgente de caja, mediante la recompra de títulos valores- la tasa llegó a un nivel de 70%.

Esta suba a un nivel que los analistas califican como exageradamente alto es el síntoma de la falta de liquidez para en el sistema bancario, dado el impacto de la reciente suba de los encajes.

Expertos consultados por iProfesional indicaron que un motivo de este momento del mercado es que algunos bancos se pudieron haber «quedado cortos» con los encajes en el inicio del mes y, por lo tanto, en las próximas semanas deberán compensar alojando una mayor cantidad de pesos en el BCRA.

Una de las consecuencias más graves de esta situación es el encarecimiento del crédito para el sector productivo. Por ejemplo, la disparada en el costo de la liquidez inmediata para las empresas por descubiertos en cuenta corriente.  

Es una práctica común en empresas que deben afrontar un volumen alto de pesos concentrado en pocos días -salarios del personal, pagos a proveedores, entre otros- y que se financian con su banco por quedar unos días con la cuenta en negativo. Esa tasa se ubicaba en 32% a inicios de julio, subió abruptamente a 54% nominal anual cuando se produjo la crisis de las LEFIs y siguieron su camino ascendente hasta superar el 80% en algunos bancos. Actualmente está en torno de 63%, con tendencia a la suba.

En cuanto a préstamos, las empresas de primera línea pueden obtener financiamientos al 57% anual, mientras que el crédito al consumo, cuando se suman a la tasa propiamente dicha todos los costos de gestión financiera e impuestos, se supera el 100%.

Son cifras que no se condicen con una economía en la que se proyecta, para los próximos 12 meses, una inflación de 21%, según la última encuesta REM entre bancos y consultoras.

Los inversores piden más cobertura

Pero lo que más está llamando la atención del mercado es el nivel de tasas a mediano plazo, donde se puede adivinar, «escondido» dentro de las cifras, el precio del dólar que se considera factible para los próximos meses.

«En la última semana, se logró bajar 2,4% el dólar (de 1.361,8 a 1.329,4 pesos) al costo de una suba de 12,2 puntos porcentuales de la tasa efectiva anual que rinden las Lecaps cortas (de 42,2% a 54,4%)», observa Jorge Vasconcelos, economista jefe de Fundación Mediterránea.

Otros analistas pusieron el foco en cómo la suba de tasas de las Lecaps se produjo en coincidencia con la intervención del BCRA en el mercado de futuros. Lo que se consigue de esa manera es que se pueda rearmar la «tasa sintética», que consiste en invertir en un título en pesos y, simultáneamente comprar un contrato en el mercado de futuros, una especie de «seguro anti devaluación». Para que esa operación tenga sentido, la tasa que paga el bono tiene que ser mayor que el costo de la cobertura en futuros.

Como esa tasa implícita de futuros venía en alza, hubo una fuerte intervención oficial que llegó al equivalente por u$s3.750 millones en contratos puestos por el Central.

Hablando en números, ahora la Lecap -un bono de tasa fija, con interés capitalizable- con vencimiento en septiembre está rindiendo en el mercado secundario una tasa de 4,2% mensual, mientras que el costo de la cobertura para el dólar de septiembre es de un 3,2% mensual. De esa manera, se intenta que los inversores vuelvan a ver atractivo en la tenencia de activos en pesos y no se reediten los episodios de volatilidad.

No es la primera vez que se recurre a este método. Más bien al contrario, es una marca registrada de la gestión Caputo. Pero lo que ha ido cambiando son las cifras: mientras en marzo pasado alcanzaba con una tasa real -es decir, por encima de la inflación- de 8% anual, en mayo el premio había subido al 13% y, actualmente, está en un 24%.

Cuál es el precio del dólar escondido en la tasa

El hecho de que un bono de corto vencimiento a un mes rinda 4,2%, cuando la inflación prevista para ese período es de 1,7%, implica que el inversor exige un rendimiento real de 2,45% por quedarse en pesos. Es decir, se equipara con un eventual dólar de $1.354 -un valor todavía 9% por debajo del techo de la banda, y un 3% debajo de la cotización del mercado de futuros.

Con estos niveles de tasas, lo que el mercado está diciendo es que espera un dólar por encima del techo de la banda a partir de noviembre. Es allí cuando se produce el «breakeven», es decir, que el rendimiento en pesos iguala a la evolución del tipo de cambio, de manera que la ganancia se torna nula en términos de dólar.

Esto significa que los inversores que compren bonos con vencimientos hasta noviembre tienen una ganancia asegurada, porque el mercado de futuros marca valores todavía dentro de la banda. Pero ya en diciembre las cotizaciones de futuros empiezan a superar el techo previsto.

Esto ha sido interpretado por los economistas como la expectativa de un nuevo régimen cambiario, en el que ya no rija el techo de la banda, o que haya sufrido una corrección al alza.

De hecho, los rendimientos en dólares se hacen aún más altos para los vencimientos del año próximo. Un trabajo de Andrés Reschini, economista de la consultora F2, marca que de aquí a 12 meses, quienes inviertan en bonos tendrán un rendimiento de 14% en comparación con el techo de la banda, y un renta de 10% en comparación con la cobertura del mercado de futuros.

En otras palabras, ese rendimiento está equiparando un tipo de cambio algo por encima de $1.800. Implica un 41% por encima de la actual cotización del dólar mayorista y un 17% por encima de la inflación prevista a un año.

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