La ciudad de Córdoba proyecta incorporar más de 43 mil conexiones domiciliarias a la red cloacal en los próximos dos años y medio. Según datos oficiales, la cobertura actual alcanza al 46% de las parcelas y el objetivo es llevarla al 57% para fines de 2027. El plan contempla la articulación de obras públicas, inversión de privados y acuerdos con frentistas y centros vecinales.
La ampliación se apoya en la reactivación de la Planta 1 de Bajo Grande, fuera de servicio en 2022 tras años de funcionamiento deficiente. Hoy el sistema depende de la Planta 2, habilitada ese año con una capacidad de tratamiento de 10.000 m³/h y un caudal promedio actual de 7.500. Se espera que ambas plantas funcionen de manera complementaria en el corto plazo.
La planta original, inaugurada en 1987, apenas trataba 1.000 m³/h cuando fue desactivada, aunque su capacidad teórica era de 6.000. Esa situación generó durante años descargas contaminantes al río Suquía. Se prevé que, una vez rehabilitada, vuelva a operar con un caudal de 1.500 m³/h y pueda escalar hasta los 5.000 m³/h si fuera necesario.
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Más capacidad, más conexiones
Con ambas plantas funcionando, el sistema podría alcanzar los 11.000 m³/h hacia diciembre de 2027, lo que permitiría habilitar más conexiones. Parte del plan incluye incorporar un sistema que aproveche los gases de los barros residuales para generar 500 kilovatios de energía. Este aumento de capacidad será fundamental para sumar unas 43.700 nuevas conexiones en toda la ciudad.
Unas 10.000 conexiones provendrán de obras vinculadas al plan de pavimentación de 800 cuadras, que incluye barrios del noreste, suroeste y sureste. En esas zonas, las redes están diseñadas para operar por gravedad, lo que reduce la necesidad de estaciones de bombeo. En Villa El Libertador se agregan otras 4.500, de las cuales 3.000 las ejecuta el municipio y 1.500 los propios vecinos.
A eso se suman 7.200 conexiones en el centro-norte, sur y noroeste, que serán gestionadas por entes promotores vecinales. La Municipalidad busca reactivar este mecanismo a través de acuerdos con centros vecinales. Además, se agregan 13.000 conexiones en barrios con obras privadas ya iniciadas que deben completarse para integrarse al sistema.
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Mejoras en sectores ya conectados
La ampliación también contempla zonas que ya fueron incorporadas al sistema luego de usar pozos absorbentes o plantas precarias. Desde 2019 se construyeron 130 kilómetros de colectores troncales, lo que permitió conectar 30 barrios al sistema de Bajo Grande. Esa infraestructura ayudó a desactivar plantas que presentaban deficiencias, como las de Inaudi y Avellaneda.
“El déficit histórico de cloacas tiene impacto sanitario y ambiental; no se puede crecer en infraestructura sin capacidad de tratamiento”, señaló Rover. Por su parte, Peralta indicó que el objetivo es consolidar un sistema “confiable, sustentable y accesible”. Desde el municipio destacan que no se extenderán redes sin garantizar su posterior procesamiento.
Aseguran que el nuevo modelo busca evitar redes ociosas, algo que ocurrió en otras gestiones cuando no se garantizaba el tratamiento. Las autoridades sostienen que se redujeron focos contaminantes urbanos y mejoró la calidad del agua del Suquía. Los estudios posteriores a la habilitación de la Planta 2 muestran mejoras en los indicadores ambientales del río.
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Proyecciones a largo plazo
Aunque se espera alcanzar el 57% de cobertura para fines de 2027, las autoridades reconocen que completar el servicio llevará décadas. Según lo estimado, lograr cobertura plena en la ciudad y el área metropolitana podría demandar entre 20 y 30 años más. Por ese motivo, ya se evalúa la posibilidad de construir una tercera planta de tratamiento.
También se analiza la necesidad de reemplazar cañerías antiguas en distintos puntos de la ciudad, lo que requerirá nuevas inversiones. Parte del financiamiento podría recuperarse mediante el sistema de contribución por mejora, aunque no todas las obras lo incluyen. El proyecto contempla, además, trasladar el descargador de camiones atmosféricos a Bajo Grande.
Actualmente, esa infraestructura opera en un edificio deteriorado del “Pozo San Vicente”, sin controles eficientes para el tratamiento adecuado. Su traslado permitiría mejorar el ingreso de líquidos al sistema y optimizar la capacidad instalada. Con estas modificaciones, las autoridades aseguran que el sistema cloacal será más robusto y operativo en el mediano plazo.