La falta de cohesión interna en la CGT no impidió que la central obrera convocara al tercer paro general contra la política económica de Javier Milei ni el hipotético éxito de la medida. La casi segura participación de los gremios de transporte en la medida de fuerza anunciada para el 10 de abril allana el camino. En el Gobierno creen lo mismo, pero no pierden las esperanzas, aunque son relativas. «Hay tiempo«, sostienen cerca de la mesa chica del Presidente.
La exigua paritaria que las cámaras empresarias ofrecieron a la UTA facilita las cosas para los gremialistas que impulsaron el paro general y la movilización convocada para la víspera en apoyo a los jubilados.
Este viernes el gremio de Roberto Fernández, que nuclea a los choferes de colectivos, abrió la puerta para sumar una medida de fuerza el próximo viernes 28. El miércoles habrá una audiencia en la secretaría de Trabajo para desescalar el conflicto. «De no alcanzar un acuerdo salarial para los trabajadores representados anunciaremos medidas para el viernes 28 de marzo», expresaron en un comunicado.
Omar Maturano, del sindicato de La Fraternidad, confirmó que tampoco habrá trenes el 10, pero garantizó la movilidad para el 9. «El jueves 10 a las 00 no funciona más nada por 24 horas», expresó antes de criticar a la cúpula de la central obrera. «Se están dando cuenta que son dirigentes sindicales (…) por ser tan oficialistas les va a ir mal en las elecciones de sus sindicatos”, dijo en declaraciones a Rivadavia.
Antes del paro, los gremios saldrán masivamente a las calles este lunes en la conmemoración del Día de la Memoria. «¿A qué nos enfrentamos? A que este modelo empieza a cerrar con las balas y esto es lo que el movimiento obrero, la política y todos quienes somos parte del acuerdo democrático que firmamos implícitamente el 30 de octubre de 1983 no vamos a permitir. Por esto tenemos en claro porque marchamos el 24 de marzo», expresó Héctor Daer, tras recibir a Fabián Grillo, el padre del fotógrafo baleado por Gendarmería hace 10 días en las inmediaciones del Congreso.
Acompañaban al secretario general de la central obreral, su hermano Rodolfo, que dirige el gremio de alimentos; Sergio Palazzo, de La Bancaria, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo Estela de Carlotto, el co-secretario y referente de Camioneros Octavio Argüello; además de Andrés Rodríguez, de UPCN, que en las últimas semanas fue uno de los que impulsó el paro con más énfasis.
Los sindicalistas que hasta hace poco valoraban que Santiago Caputo hablara «su mismo idioma», ahora concentraron sus únicas esperanzas en el jefe de Gabinete Guillermo Francos, excluido del círculo de hierro del Presidente.
«En general, con Santiago siempre fue una suerte de teléfono rojo, no el diálogo cotidiano. En esta oportunidad ellos lanzaron un paro sin avisar. Aparentemente Corridos por izquierda», señaló uno de los negociadores con los gremios que responde al asesor preferido del Presidente.
Los articuladores de la Casa Rosada depositan sus esperanzas en Gerardo Martínez, el jefe de la UOCRA, y en Luis Barrionuevo, que desafió públicamente al Ejecutivo con un paro de 36 horas, que nunca estuvo en análisis. El gastronómico y ex presidente de Chacarita cuestionó a la ministra de Seguridad que lo asoció a la supuesta participación de barrabravas en la marcha de los jubilados de la semana pasada.
A Martínez le llovieron críticas del Ejecutivo tras la convocatoria al paro. La noticia lo sorprendió antes de regresar de un foro de la OIT.
En Balcarce 50 hay quienes sostienen que el Gobierno no tiene mucho margen más allá de las gestiones y del diálogo que seguirán manteniendo Francos y los secretarios de Trabajo y Transporte, Julio Cordero y Franco Mogetta. «Si quieren hacer un paro porque hay un posicionamiento político y tienen que mostrar que son parte de la oposición lo harán a pesar del diálogo y de que la relación sea cordial«, expresaron.
En público, el Gobierno recuerda cada vez que pueda que la CGT instrumentó el paro más rápido contra un gobierno nacional; a los 44 días de la asunción de Milei. «Acá no hay nada que amerite un paro. Si quieren hacer el paro, como es de estricto interés de ellos, lo quieren hacer para dañar al Gobierno», expresó Manuel Adorni el jueves.
En privado, altos funcionarios del Gobierno reconocen que hasta ahora primó el entendimiento y el propio Milei enfatizaba en charlas privadas que los sindicalistas «sí la veían».
El techo a las paritarias resquebrajaron el vínculo. También conspiraron contra la sintonía previa la presión de las bases, los errores autoinfligidos de Milei y el año electoral en marcha.
Los dirigentes sociales de la UTEP que piden tener voz y voto en la CGT y en cuya sede de Azopardo celebraron su congreso, que cerró Héctor Daer con el anuncio del paro, aportarán más volumen a la marcha del 9.
Después de la marcha del lunes, que se espera masiva, como en 2024 y antes del paro, el gremio estatal ATE anunció un nuevo paro de sus trabajadores. Movilizarán hacia el ministerio de Desregulación de Federico Sturzenegger. El 31 se define el futuro de miles trabajadores contratados en el Estado. En ANAC y Senasa hay estado de alerta y movilización ante posibles nuevos despidos.
Milei y Sturzegger ya avisaron que están dispuestos a seguir utilizando «la motosierra», como herramienta de campaña. «Aceptábamos como una verdad que un recorte era impopular«, repitió «el coloso» -resistido por los sindicalistas- en el encuentro que organizaron «los radicales con peluca» semanas atrás, en el que se animó a dar consejos de campaña.