El jueves pasado, un evento climático de grandes magnitudes arrasó la ciudad. Aún se avizoran las consecuencias, mientras los gobiernos evitan hacerse cargo de la reconstrucción.
El caos que dejó
El descenso del agua revela la tragedia que significó el temporal en Bahía Blanca y las ciudades cercanas. El número de muertos ya asciende a 16, de los cuales 15 han sido identificados. Los operativos de búsqueda de desaparecidos continúan, entre ellos, el de las niñas Pilar y Delfina. Además, el daño en infraestructura es enorme: escuelas, hospitales, casas y calles quedaron totalmente devastadas.
De acuerdo con las informaciones brindadas esta mañana por el comité de contingencia, de las 260 escuelas locales, unas 100 ya fueron relevadas. Se constató que 32 no tienen daños, 45 presentan daños menores y 23 sufren daños más graves. Como mínimo, no habrá clases el lunes y martes, y podría extenderse la suspensión.
Recién este lunes comenzó a normalizarse la llegada de combustible a las estaciones de servicio y otros rubros clave para el funcionamiento cotidiano de la ciudad.
Las expresiones de solidaridad y los puntos de donación para el pueblo bahiense se extienden por todo el país, conmovido por esta terrible situación, fruto de la crisis climática y la desidia estatal.
Quien mezquina su solidaridad es el gobierno nacional. Desde el presidente, quien, si bien esta vez volcó recursos, los 10.000 millones de pesos destinados a la crisis ni siquiera alcanzan para reconstruir el Hospital Penna.
“Nos parece importante que se colabore con los bahienses. Es un tema fundamental. Más allá de la reconstrucción de la ciudad, estimamos que no estamos hablando de menos de 400 mil millones de pesos“, dijo Susbielles, intendente de la ciudad.
Asimismo, afirmó que la obra prioritaria es la del canal Maldonado, sosteniendo que “la zona está muy socavada, muchas placas de protección ya no están. Vamos a tener que priorizar mucho esa obra, que es muy costosa“.
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La ministra con cara de piedra
Esta vez, el presidente, a diferencia de 2023, no visitó la ciudad afectada, ni siquiera disfrazado de Rambo. Quienes sí estuvieron fueron los ministros Petri y Bullrich, quienes fueron cuestionados por los bahienses: “Perdimos todo, hija de puta. Volvete a pie, mojate los zapatos, aunque sea”, increpó uno de los afectados.
La ministra de Seguridad escapó de las críticas y se refugió en La Nación+, donde sostuvo: “Estamos trabajando en un sistema para que, en todos los teléfonos, salte una alerta y le ofrezca instrucciones a la ciudadanía respecto de qué debe hacer en este tipo de casos. Es inminente la llegada de este sistema”.
Añadió que están “confeccionando un mapa de incidencias, con base en un fuerte análisis meteorológico, para tratar de anticipar lo que pueda llegar a suceder. Hay cosas que podemos prever y otras no. Todo aquello que se puede prever, vamos a hacer algo”. Sin dejar de resaltar que “este tipo de catástrofes muestran la debilidad de un Estado que ha priorizado mal. La infraestructura de ciertas ciudades no aguanta. Y más allá de que 300 milímetros rompen cualquier cosa, tenemos años de desinversión real. Las consecuencias se ven en estos momentos”.
Cínicas declaraciones de quien es parte de un gobierno que desguaza áreas vitales del Estado, como lo fue el desmantelamiento del Servicio Meteorológico Nacional, donde el año pasado despidieron a más de 100 trabajadores, casi un 15% del personal.
Por su parte, Pettovello y Sturzenegger se encargaron de despedir a todos los trabajadores de la Dirección Nacional de Emergencias y la cerraron tan solo tres días antes de que se desatara la tormenta. Los 485 empleados que se dedicaban a brindar ayuda estatal a zonas afectadas.
Sin embargo, la desidia del gobierno no es solo anterior a la tragedia. Posteriormente, Guillermo Francos declaró: “El plan para reconstruir la ciudad es un tema que tiene que ver con el municipio y con la provincia. Todo lo que la Nación puede hacer económicamente para apoyar esta circunstancia, lo hará”, lavándose las manos de la reconstrucción.
Soluciones urgentes
La desidia estatal, la matriz extractivista y las crisis climáticas son tres elementos interdependientes e interrelacionados que colaboran en la generación de eventos climáticos extremos y recurrentes, dejando caos a su paso.
El pueblo bahiense sufrió una fuerte tormenta a finales de 2023 y ahora nuevamente es afectado por un evento climático extremo. Necesitan ayuda y recursos para reconstruir la ciudad, y los distintos gobiernos involucrados deben destinar los fondos que se precisen para ello.
Compartimos a continuación algunos puntos de acopio solidario: