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miércoles, enero 8, 2025

El «error técnico» de JP Morgan, un vencimiento por U$S 4.300 millones y un esquema insostenible

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Tras haber bajado el lunes por debajo de los 600 puntos, este martes el indicador «riesgo país» que elabora el banco internacional JP Morgan dio la nota al descender rápidamente en un sólo día y llegar a los 455 puntos. Una sorpresa festejada intempestivamente por «los mercados» y el propio gobierno, que duró muy poco y volvió a subir, cerrando en niveles cercanos a los del día previo. ¿Qué pasó?

El «error técnico» debió ser explicado por el banco encargado de generar el índice, tras haber tomado en forma automática ciertos indicadores de deuda que se utilizan para el cálculo. Es decir, la baja abrupta del riesgo país en el día (20%) no reflejaba mejoras en las condiciones económicas del país, sino que se debió a la cercanía del vencimiento de títulos de deuda pública Bonares y Globales este 9 de enero, lo que redujo la tasa de retorno implícita de los bonos. Esto a su vez impactó en el índice elaborado por JP Morgan.

El riesgo país mide la diferencia de tasas de interés entre los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, considerados como el activo más seguro, y los bonos de otros países, en este caso, Argentina. Este diferencial de tasas, calculado por el banco JP Morgan, representa la sobretasa que un país debe pagar para igualar el rendimiento de los bonos estadounidenses a diez años. En esencia, refleja el riesgo percibido por los inversores al prestar dinero a un país en particular.

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Pero tampoco la baja del riesgo país de las últimas semanas expresa una mejora general de la economía, a contramano de lo que afirma el gobierno y el presidente Milei. Si bien los inversores tendrían mayor confianza en la capacidad del país para cumplir con los pagos de deuda, ello ocurre en un contexto de una estabilidad sobre bases muy endebles.

Uno de los pilares del aparente éxito reflejado en la baja del riesgo país es el tipo de cambio «apreciado» gracias al blanqueo de capitales realizado a mediados de 2024, que permitió el ingreso de fondos no declarados al sistema bancario. Pero esta vía ya está agotada y no volverán a ingresar divisas de igual forma en 2025.

En una reciente entrevista de este domingo, Milei sostuvo que «Argentina en rigor podría soportar un tipo de cambio que es la mitad del que tiene hoy», es decir, el presidente libertariano supone que el tipo de cambio oficial que hoy ronda los $ 1.070 por dólar está depreciado en términos reales. Sin embargo, las comparaciones históricas indican que el tipo de cambio promedio de los últimos 50 años equivale a unos $1.500 a valores actuales (es decir, lejos de estar depreciado, está apreciado). El propio Cavallo, el ídolo de Milei, aseguró que el tipo de cambio está apreciado al menos un 20%, y se encuentra incluso por debajo del nivel de los años de la Convertibilidad en los ´90.

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El gobierno se prepara para realizar los pagos de Bonares y Globales el próximo jueves 9 de enero, y asegura que tiene el dinero suficiente para garantizar los abultados pagos de deuda en lo que resta del año, especialmente del próximo fuerte a realizarse en el mes de julio. Sin embargo, es consciente de que aún con el brutal ajuste fiscal y externo realizado, la deuda es a la larga impagable. En 2025 los vencimientos de deuda pública y privada en moneda extranjera suman aproximadamente U$S 21.500 millones y en los próximos años ese será el ritmo anual promedio de vencimientos de capital e intereses.

Por ello busca una salida en mayor endeudamiento, rogando un nuevo préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) vía la negociación con Washington, a la espera de la asunción de Donald Trump. A su vez que requiere de un ingreso de divisas que le permita seguir sosteniendo el tipo de cambio artificialmente bajo para contener la inflación en este año electoral, y dar señales hacia el prometido quite del cepo cambiario, junto con otras promesas al gran capital y el agropower como la reducción de retenciones a las exportaciones. Finalmente, quien paga los platos rotos del festival de deuda es siempre el pueblo trabajador.

Por lo pronto, el gobierno ya anunció un préstamo que obtuvo de cinco bancos (entre ellos, el JP Morgan), denominado Repurchase Agreement (REPO), por U$S 1.000 millones con una fabulosa tasa de interés en dólares del 8,8% anual.

Rumbo al pago a los fondos buitre

Milei y Caputo no dudan ni un segundo en garantizar el pago de vencimiento de bonos de deuda pública en dólares por U$S 4.341 millones del próximo jueves 9 de enero, según lo informado por la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC). Se trata de bonos Bonar y Global, tanto cupones (intereses) como amortización (capital).

La mayor parte de esos bonos fueron emitidos con el canje de deuda de 2020 realizado en plena pandemia por el ex ministro de Economía Martín Guzmán, que a su vez era deuda previa proveniente del endeudamiento de 2016 para pagar a los fondos buitre, y de los canjes de 2005 y 2010, cuya deuda previa tuvo su origen en episodios fraudulentos que se remontan a la última dictadura militar.

La mayoría de los bonos se encuentran en manos privadas, alrededor de U$S 3.860 millones, de los cuales la mayor parte corresponde a fondos externos y unos U$S 1.600 millones a inversores locales.

Por otra parte, unos U$S 460 millones del total pertenecen al FGS (Fondo de Garantía de Sustentabilidad) de la Anses, mientras que otros U$S 60 millones quedarán para el Banco Central, también con títulos públicos en cartera.

En total, los vencimientos en dólares en el mes de enero suman U$S 5.001 millones, ya que al vencimiento del 9 de enero se agregan otros U$S 458 millones de capital e intereses a organismos internacionales y U$S 202 millones de intereses de Letras del BCRA. Por otro lado, en julio de este año volverá a vencer un monto similar de otros U$S 2901 millones en capital e intereses por U$S 1.800 millones.

Al contrario del relato oficial y de la postura que tuvieron todos los gobiernos que legitimaron y avalaron el ciclo vicioso de endeudamiento y fuga de capitales, es el pago de la deuda externa, ilegal e ilegítima, y la perpetuación de un modelo atrasado y dependiente del capital financiero internacional, una de las principales causas de la crisis económica y social que atraviesa el país.

Una postura soberana de desconocimiento de la deuda fraudulenta, en base a la movilización desde abajo del pueblo trabajador, es la que permitiría sentar las bases de otro proyecto de país. Una perspectiva que termine la fiesta de unos pocos basada en las crecientes penurias de las mayorías, para empezar a destinar la enorme capacidad de recursos disponibles a una planificación democrática y racional de la economía, que desarrolle la potencia creativa y las fuerzas productivas del trabajo en armonía con el ambiente, para beneficio de todos y no en función de la ganancia capitalista.

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