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lunes, diciembre 23, 2024

Julianne Moore, con Clarín: la nueva chica Almodóvar

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Se la ve espléndida, más arregladita y maquillada que cuando la vimos una butaca delante de nosotros en el Festival de Venecia. Julianne Moore tiene una belleza quizá no clásica, empezando por sus cabellos rojizos, que a sus 63 años permanece intacta.

No debe haber muchos intérpretes que hayan ganado el Oscar, el Globo de Oro y los premios a las mejores actrices en los tres festivales de cine más importantes del mundo (Cannes, Venecia y Berlín).

Nacida Julie Anne Smith, mide 1,60, pero cómodamente sentada en la habitación de un hotel en Los Angeles, desde donde la entrevistamos vía Zoom, nos parece enorme.

Y Julianne va a ser presentada, o prenominada, por Warner Bros. para los próximos Oscar en el rubro mejor actriz protagónica, lo mismo que su coprotagonista en La habitación de al lado, Tilda Swinton. Las especulaciones en cuanto a que no competirían por una misma estatuilla, con Swinton como actriz de reparto, parece, quedaron desechadas.

Julianne Moore, bella como siempre. Puede alcanzar una nueva y merecida nominación al Oscar. Fotos WBJulianne Moore, bella como siempre. Puede alcanzar una nueva y merecida nominación al Oscar. Fotos WB

En el filme de Pedro Almodóvar, que ganó el León de Oro a la mejor película hace semanas y estrenó hace días en la Argentina, la actriz de Las horas, Boogie Nights y Siempre Alice compone a Ingrid, vieja amiga de Martha (Tilda Swinton), que le pide la acompañe a una casa alejada en el bosque donde, enferma de cáncer terminal, va a “morir dignamente”: se va a provocar la muerte.

Lo que sigue son apenas fragmentos de una larga charla con Moore.

Tienes un e-mail

-¿Cómo fue que Pedro te pidió que trabajaras en la película? ¿Recordás lo que te decía ese correo electrónico?

-Sí. El e-mail llegó completamente de la nada. Yo no estaba muy, muy preparada. Honestamente, me levanté por la mañana, me estaba preparando una taza de café. Me senté, lo abrí y allí estaba, “querida Julianne… Soy Pedro Almodóvar y quiero que sepas que voy a estar haciendo esta película ahora mismo. Tilda Swinton está interpretando el personaje de Martha, y nos gustaría que interpretaras el personaje de Ingrid. Nos gustaría trabajar juntos los tres”. Y me quedé atónita y no pude… Pensé, ¿esto es real? ¿Esto es una oferta real? Pero, ¿qué hago? Y dije, está bien.

Leyendo el guion con Pedro Almodóvar y Tilda Swinton. Leyendo el guion con Pedro Almodóvar y Tilda Swinton. «Nunca soñé que esto fuera posible», dice, admiradora de Pedro.

Me dijo “voy a estar en Nueva York en breve y me encantaría discutir esto con vos en persona”. Simplemente me pareció increíble. Había conocido a Pedro a lo largo de los años en festivales de cine. Soy una gran admiradora suya. Nunca, nunca soñé que esto fuera posible para nosotros. Así que estoy muy agradecida.

Emocionada por Pedro Almodóvar

-Las amistades femeninas no suelen estar en las películas. Y en ésta, la relación entre ambas es poderosa.

-Me siento muy emocionada de que Pedro haya elegido elevar la amistad femenina en esta historia. Creo que, a menudo, cuando ves a dos mujeres en una película, ya sea porque tienen una historia de amor, porque tienen una relación familiar, porque son madre e hija o porque son antagonistas, es muy raro ver a dos mujeres igualmente poderosas y que se apoyan por igual en una película. Y ésa ha sido mi experiencia. He tenido muchas amistades femeninas muy importantes. Han significado el mundo para mí, y me han sostenido a lo largo de mi vida.

Julianne, antes de presentarse ante la prensa  en Venecia. Nos confió qué decía el e-mail que le envió Almodóvar para que actuara en el filme. Foto ANSA Julianne, antes de presentarse ante la prensa en Venecia. Nos confió qué decía el e-mail que le envió Almodóvar para que actuara en el filme. Foto ANSA

Así que me siento agradecida de que te hayas dado cuenta de esto, de que esto es algo real. Y en cuanto a que ellas puedan cambiar el mundo, creo que lo han hecho. Han cambiado mi mundo. Creo que lo más profundo que podés hacer por otro ser humano es ser testigo de su vida, reflejarla, sentarte con ella, estar con ella y crecer con ella. Y, como dije, estoy emocionada de que esto también sea una película.

Otra cosa interesante es que cuando ves una película, hay amistades entre mujeres en las que vos sos el compañero de alguien (Julianne dice, en inglés sidekick), pero nadie es el compañero de alguien en la vida de nadie. Todo el mundo es un compañero (aquí dice partner, más asociado a ser una persona más importante que un mero compañero). Ya sabés, no tenés amigos que sean como compañeros. Son simplemente compañeros. Así que creo que es maravilloso ver a estas dos mujeres tener esta amistad femenina igualmente poderosa.

«Creo que es maravilloso ver a estas dos mujeres tener esta amistad femenina igualmente poderosa», le dijo a Clarín.

-Vamos a entrar directamente en el tema. ¿La película ha afectado a tu visión personal de la eutanasia?

-Soy un gran creyente en la autonomía y la voluntad de decidir sobre nuestro propio cuerpo. Creo que, en términos de derechos humanos, estos fluyen y refluyen. Son una unidad a través del tiempo y se ven afectados por el gobierno, la realidad, la moral, la religión y la cultura. Y a lo largo de los años hemos visto grandes avances en materia de derechos humanos, y también enormes retrocesos. Pero creo que hemos avanzado hacia el progreso, porque creo que eso es lo que realmente determina la autonomía: el derecho a elegir qué hacer con tu propio cuerpo, cómo vivís, a quién amás, las decisiones que tomás sobre tu vida.

Feliz, con su Oscar por Feliz, con su Oscar por «Siempre Alice», en 2015. Foto AFP

-Quiero que amplíes un asunto. Como público, nos afectan las historias que experimentamos a través de la pantalla. Pero para vos, como actriz, en el sentido de que hay tantos papeles, ¿se te hace más difícil separar tu propia perspectiva de la vida de la que obtenés a través del personaje, especialmente después de abordar tantos temas difíciles?

-No, no. Soy muy clara. Quiero decir, yo también siento, que en este punto de mi vida, ciertamente he tenido una cantidad significativa de experiencias de vida, y he estado bastante expuesta. Así que sé cuáles son mis valores y sé cuál es mi ética, mi moralidad. Yo, como dije, creo que las personas tienen iniciativa y autonomía. Y eso es muy importante en un sentido general de vos mismo, como ser humano, y cómo te movés en el mundo.

«Esa hermosa casita que se suponía que estaría en el norte del estado de Nueva York, estaba en El Escorial, que queda a una hora de Madrid», nos contó. Foto ANSA

Comunicándose con Almodóvar

-Pedro en sus entrevistas, depende de dónde es el periodista, habla en inglés y de la nada pasa al español. Entonces, ¿cómo trabajaste en el rodaje? ¿Tuviste un intérprete o hablás español?

-Había un traductor allí. Ojalá hablara español. Yo hablo, aprendí un poco porque estuvimos en España durante mucho tiempo. Realmente no toda, pero la mayor parte de la película se filmó en Madrid. Entonces, incluso esa hermosa casita que se suponía que estaría en el norte del estado de Nueva York, estaba en El Escorial, que queda a una hora de Madrid. Y también teníamos un equipo técnico que hablaba completamente español. Y, como te dije, teníamos un intérprete allí para que Pedro lo usara a veces, y para cuando había puntos más finos que queríamos explicar. Pero no fue difícil. Quiero decir, lo fue, pero agrega otra capa de comunicación. Creo que es interesante, y siempre lo es, cuando intentás explicar la lengua vernácula y otros detalles que a veces se expresan de forma diferente en distintos idiomas.

Pero Pedro, una de las cosas interesantes de él, es que cuando escuchaba las líneas de diálogo, escuchaba el idioma, pero también buscaba la musicalidad. Así que era como si dijera: «Oigo que la línea va así. Oigo que la línea va para allá». Y también lo aprecio mucho, porque el lenguaje no son solo palabras, no solo significado, sino que a veces es sonido y cómo se transmite a alguien.

El filme aborda la eutanasia. El filme aborda la eutanasia. «En realidad, soy atea», nos dijo, y explicó una frase atribuída a Jesús.

-Me parece que “La habitación de al lado” también trata sobre la meditación y la muerte, o morir, además de sobre la amistad. ¿Qué te agregó esa experiencia a vos personalmente, a tu vida personal cuando estabas interpretando ese papel?

-Es interesante que hayas dicho eso de la meditación, porque creo que hacer una película puede ser así. De hecho, puede ser como una meditación sobre una idea. Y como se trata de una película sobre una amistad, sobre ser testigo de la vida de alguien, estar ahí para esa persona cuando te necesita, sobre ser un verdadero compañero, en medio de una crisis… En cierto sentido, lo es. Te permite meditar sobre lo que es eso. ¿Qué implica eso? A veces implica lo realmente ordinario, lo cotidiano, ir a una tienda a un negocio, y conducir el coche y volver, y luego subir y bajar las escaleras. Y también lo profundo, como decir, ¿qué querés que sepa, qué debo hacer con esto y qué debo hacer con aquello? Así que, ya sabes, esa idea creo que es un reflejo de la transitoriedad. Cada vez que podemos llegar a la idea de que la vida es un estado impermanente, creo que nos acerca a vivir y estar presentes. A veces, lo metafísico nos lleva de vuelta a lo físico. Y es útil.

Dorada, de la mano con Tilda Swinton, previo a la premiere de Dorada, de la mano con Tilda Swinton, previo a la premiere de «La habitación de al lado», que ganaría el León de Oro en Venecia. Foto EFE

-Con respecto a Pedro y sus películas, has dicho que entendiste lo personal que es su cine cuando entraste a su casa y viste su cocina. ¿Podrías explayarte sobre esto?

-Tiene una cocina de color rojo brillante. Y entré y pensé: Dios mío. Creo que Penélope Cruz estaba sentada en esa cocina, en Madres paralelas. Quiero decir, supongo que se sientan y escriben en esa cocina. Y pensé: se parece mucho a la cocina de Pedro. Entonces, creo que no era consciente de que gran parte de lo que creó proviene de su cabeza y de su propia fisicalidad, ves todos esos colores en su departamento y ves las pilas de libros, las pilas de DVDs y la música que se escuchaba, la ópera. A veces traía joyas que había coleccionado y que tal vez nuestros personajes podrían usar.

O había momentos en los que decía “me gusta lo que llevás puesto hoy. Quiero que te pongas eso”. Todas éstas eran cosas que tocabas, cosas reales de su vida que se abren camino en sus películas. E incluso después de trabajar con él, te das cuenta de que son personas reales que ves, como la productora Esther García al final de Dolor y gloria. Y tenía un par de nuestros ayudantes de cámara caminando por la escena. Entonces, él actualiza a medida que materializa estas cosas de su vida, las pone en su película.

Con Almodóvar hablaban en inglés, o con un intérprete. Con Almodóvar hablaban en inglés, o con un intérprete. «A veces me decía ‘me gusta lo que llevás puesto hoy. Quiero que te pongas eso’ en el filme”.

-Ingrid, tu personaje, es una mujer que comprende el ritmo emocional de los demás. ¿Por qué es importante que las películas reflejen el hecho de que todos somos vulnerables?

-Creo que es fácil sentirse solo. Ya sabés, es fácil sentirse atrapado por tus propios sentimientos y pensamientos, sentirse atrapado por ellos y sentirte que sos el único. Puede haber una sensación de solipsismo en el hecho de estar vivo, donde sentís ¿estoy imaginando esto? ¿He inventado todo esto? ¿Es esto todo lo que sé? ¿Está todo esto en mi cabeza? Se te permite decir algo como ¿mis debilidades humanas son las mismas que las de otra persona? A veces nuestros sentimientos son tan enormes que sentimos que no podemos contenerlos, o que nos van a abrumar, o que nos van a dejar incapaces de hacer nada. Pero, si lo pensamos con otra persona, podemos normalizarlos y, de hecho, podemos metabolizar ese sentimiento y realmente ser… la vida y el vínculo.

Sacándose una selfie antes de la premiere del filme, en el Lido de Venecia. Siempre sonriente. Foto Reuters Sacándose una selfie antes de la premiere del filme, en el Lido de Venecia. Siempre sonriente. Foto Reuters

«La habitación de al lado» y la mortalidad

-Esta película explora muchos pensamientos y perspectivas sobre lo que realmente significa la mortalidad. Me gustaría preguntarte si hubo alguno que te haya parecido nuevo, o que te haya resonado más.

(Lo piensa). Había algo, en la escena en la que Tilda habla de que ya no puede concentrarse, que encontré realmente interesante y muy conmovedor para mí. Ingrid solo está tratando de decir, ¿en qué puedo ayudarte? ¿Cómo puedo calmarte? ¿Qué te haría sentir mejor? ¿Querés leer un libro? ¿Puedo leerte un libro? ¿Querés escuchar música? ¿Podemos ir a caminar? Entonces ella está ofreciendo su amistad. Está ofreciendo su arte. Está ofreciendo su naturaleza. Sabés que está ofreciendo su amor. Ella solo está diciendo ¿qué puedo hacer?

Todas estas cosas son buenas. Son cosas buenas en las que encontrás consuelo. Y creo que lo que resulta tan conmovedor de eso es que ella dice que no a todas ellas, porque está sufriendo mucho. Y creo que eso es algo que subestimamos, lo difícil que es para la gente. Y también es algo importante reconocerlo, porque es parte de nuestra mortalidad. No es una parte fácil. Pero el hecho de que ella sea capaz de articularlo y que Ingrid sea capaz de hacerlo es que todo lo que puede hacer es besarla, abrazarla y estar con ella durante todo el proceso.

Julianne y Pedro ríen en el rodaje. Ella dice que al conocer la cocina de la casa de él, entendió todo...Julianne y Pedro ríen en el rodaje. Ella dice que al conocer la cocina de la casa de él, entendió todo…

-¿Qué importancia tiene para el público experimentar la intimidad entre estos personajes en una historia como ésta?

-Creo que es valioso, porque es algo importante para nosotros en nuestras vidas. Y como decía antes, a menudo cuando vemos a dos mujeres en la pantalla, de alguna forma se las presenta para que la gente quiere crear drama o conflicto, o algún tipo de narrativa dentro de eso. Y no hay drama ni conflicto en esta relación. Esta relación refleja mucho lo que muchas personas tienen en sus vidas, que es una asociación sólida o compañerismo con alguien. Y creo que en ese sentido, es bueno ver eso en la pantalla y valorarlo.

-Todos pensamos en esto alguna vez. ¿Tenés miedo a la muerte?

-No lo pienso en términos de miedo a la muerte. Quiero decir, creo que tengo más miedo a la pérdida. ¿Sabés?, personalmente no quiero que termine. Lo estoy pasando genial. Recuerdo que tenemos un tiempo acordado, pero amo mi vida, amo a mi familia y realmente amo lo que hago. Entonces, en ese sentido, cuando estás haciendo algo que amás, no querés que termine. Y creo que siento más miedo a la pérdida por las personas que amo.

«Creo que es fácil sentirse solo», dice Julianne.

Para muchos de nosotros, podemos amar a alguien tan intensamente que la idea de no tenerlo, nos hace temer no tenerlo más. Pero creo que es importante entender y tratar de comprender la idea de la “impermanencia”, familiarizarnos con el hecho de que esto es valioso. Quiero decir, simplemente valorarlo todos los días y tratar de estar en contacto con eso.

-Pedro es ateo. No cree en la otra vida, ni en Dios. ¿Vos lo sos? ¿Cómo encontrás el consuelo si supuestamente te sucede algo?

-En realidad, soy atea, pero lo que diré es que soy atea y fui criada como presbiteriana. Y recuerdo algo muy interesante, tanto en teología como en filosofía: Jesús dijo «Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí no morirá jamás». La forma en que interpreto eso es que si Jesús, que estaba vivo, era una persona, lo que me está diciendo es que es un ser humano. Y si creés en los seres humanos, vivís para siempre. Porque todos vivimos para siempre en los demás. Y como nos recordamos unos a otros, vivimos para siempre en el sentido de que todos estamos vivos en un momento determinado de la Tierra, y luego estamos muertos para siempre con el resto de las personas muertas.

Julianne entiende que no morimos, sino que Julianne entiende que no morimos, sino que «vivimos para siempre en los demás». Foto ANSA

Pero creer en las personas, es en lo que creo. Creo en la energía de la humanidad. Creo en los demás. Creo en esa posibilidad. Creo que hemos creado cosas maravillosas juntos. Y creo que también nos recordamos para siempre. Así que para mí eso es divinidad.

La última pregunta tiene que ver con algo intrínseco a la película, que entenderán si la vieron o cuando la vean.

-Pero la nieve está cayendo sobre todos nosotros, ¿verdad?

-Así es. ¡Chau! -se despide.

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